Hans es un niño austriaco de diez años que toca el violín.

Es un poco fanfarrón, le gustan los aviones y luce una placa de sheriff.

Su abuela le anima a hacer un viaje a España que será para él una gran aventura y donde hará muchos amigos. Pero a su vuelta a Viena le espera una sorpresa inesperada.

Y es que, Hans, es uno de los «niños austriacos» o «niños de la mantequilla» que fueron acogidos de forma temporal en España al finalizar la II Guerra Mundial.

Acabada la contienda, espera junto a su abuela y sus dos hermanas el regreso de su padre, hasta que él y su amigo Christian deciden viajar a España para comer naranjas y pasteles.

Allí vivirán nuevas experiencias junto a su familia de acogida y sus nuevos amigos…

A través de sus entrañables personajes, la autora recrea la Europa de la posguerra y la España de finales de los 40, donde aprendemos el valor de la familia y la amistad.

Este simpático libro pertenece a Angelina Lamelas Olaran, santanderina de nacimiento. Descubre pronto su facilidad para fabular y vive una infancia feliz, rodeada de sus nueve hermanos y frente a la bahía, buen punto de partida para cualquier sueño.

Cursa estudios de Magisterio y en 1957 viaja a Madrid, donde estudiará la carrera de Periodismo.

En 1962 comienza a publicar artículos literarios en el diario Ya y en la Agencia Logos. En 1965 se casa con Francisco Fúster, compañero de promoción, y tiene dos hijos, Fernando y José Antonio.

En 1971 gana la Hucha de Oro de Cuentos (ex-aequo con el escritor Medardo Fraile) y publica -en ese mismo año- su primer libro de relatos en la editorial La isla de los ratones. Así, sale a la luz ”El cachorro y otros cuentos”.

Luego le seguirán otros libros de cuentos, poemarios y novelas infantiles. Entre los que se encuentran ”Un sombrero en el zaguán y otros relatos” (1991); los poemarios ”Recital de lluvia” (1992), “El cuarto de jugar” (1997) y ”El arco del violín” (2000).

Durante veinticuatro años compagina la enseñanza con la literatura. Como narradora ha conseguido prestigiosos premios literarios como el «Clarín» de cuentos (en 1990). Luego, el de Asociación de Escritores y Artistas; el “Premio UNED” de Narración Breve (1994) y el “Alfonso Martínez-Mena” de Cuentos por el escrito con referencias argentinas “Calle Maipú”, en 2002.

Hace unos años (en el 2002) escribió un libro de relatos: “A dos manos”, con su hijo, el periodista José Antonio Fúster. Publicado por Huerga y Fierro en 2003.

También ha participado en la antología de cuentos “Una hoja de otoño en el parabrisas”, en la que quince escritores han escrito un cuento con el mismo título. Entre 2009 y 2010, llegan los “Cuentos de la vida casi entera”. La obra que ha dado forma a distintos avatares de su propia vida (de ahí el título comprensivo del volumen).

Es autora de varios libros infantiles en la Editorial Palabra: ”Dika mete la pata” (1997); “Un secreto en altamar” (1998); ”Un osito en la basura” (2002); ”Dika en Nueva York” (2004); y ”Tato, el fantasma que perdió su sábana” (2008). Todos pertenecientes a la colección de “La Mochila de Astor” (de la serie roja).

Dña. Angelina, siempre tuvo la convicción que, «a la hora de escribir y de ser leída, y me voy al terreno de mi propia experiencia como narradora, creo que a mí me ha ayudado «verme vivir». Desde niña me metí en un terreno desde el que luego podía recordar muy bien lo que ocurría alrededor.

Adquirí una memoria afectiva de hechos, situaciones y sensaciones. Eso me dio fama entre la familia de coleccionista de recuerdos: «¿Cómo es posible que te acuerdes…?, me decían.

Así he escrito, y sigo haciéndolo, sobre el mundo que conozco mejor. Por mis relatos deambulo yo, mi familia, mis amigos o conocidos, mi ciudad y las ciudades que he visitado; unas veces a las claras y otras veladamente. También se me puede encontrar en historias que no tienen que ver conmigo. A veces me asalta una idea que puede ser buena. A lo mejor se queda reposando en la antesala de la creación. Si me acompaña y me persigue mientras hago cualquier cosa, si se asoma cuando camino o se me insinúa por la noche, puedo estar ante algo que merece la pena. Entonces me cuento lo que voy a escribir y, antes de empezar a hacerlo, tomo alguna nota, y me pregunto si ese será el mejor punto de vista, o si lo escribo en primera persona o en tercera… Creo que mi prosa parece fresca, pero la sensación de espontaneidad se consigue a menudo con elaboración».

A menudo, su inspiración está al servicio de la rima. Por eso, confiesa en primera persona que «cuando escribo poesía me encuentro a gusto en el verso libre. Busco la musicalidad y el ritmo interior del poema, y, por encima de todo, la palabra que se ajusta al vuelo de mi idea.

Atraparla es un ejercicio de cazamariposas, que puede dejarme con agujetas metafísicas».

También, hay que agregar a su trayectoria una notable cantidad de traducciones de cuentos ingleses y franceses.

En cuanto al libro que destacamos en este boletín, repasamos: Hans, toca el violín: le encanta; y con él, crea (no sólo se recrea, impasible, como otros niños detrás de una pantalla). Además, le van más los aviones que los drones.

No obstante, su imaginación – ¡y sobre todo su fe! – le lleva más lejos que cualquier artilugio conocido. Y viajar -así, sin más- le gusta tanto como las naranjas y pasteles que está dispuesto a compartir con su compañero de aventuras, su familia y sus nuevos amigos de España… y por supuesto con todo aquel que se acerque a conocer su relato (especialmente a los lectores curiosos de entre 9 y 12 años).

Cualquier gran historia TAN BIEN contada, cuenta -por sí misma- como una entrañable historia para tener en cuenta a la hora de regalar (para animar a los niños al placer de una buena lectura, para educar en valores, como regalo “original” para una Primera Comunión, etc.)

Y ésta, junto a otras muchas más, esperan a ser descubiertas en la Librería de nuestra diócesis, la Librería de Pastoral.

* Fuentes: Cimadevilla / Soluziono / Librería Estvdio / EuromundoGlobal / Cátedra Miguel Delibes / La Opinión (El Correo de Zamora) / Editorial Palabra >>> www.palabra.es <<<