BUSCAR Y ADORAR AL DIOS VIVO Y VERDADERO

Homilía en la fiesta de Epifania del Señor, Catedral de Santander, 6.01.2016

Hoy asistimos a un intento de desnaturalizar las fiestas cristianas. Algunos pretenden convertir las Cabalgatas en fiestas de disfraces o hacer de ellas la fiesta de todas las religiones tratadas por igual. No caigamos en la tentación de solamente rechazar estas provocaciones. Vivamos más bien con intensidad los misterios que celebramos. La fiesta de los Reyes Magos no es tan sólo una fiesta de niños y de regalos. Es mucho más como vamos a ver ahora.

  1. Dios se manifiesta a todos los hombres

Celebramos la Epifanía, es decir, la manifestación de Dios a los hombres. Nuestro Dios no guarda silencio perpetuamente ni para siempre oculta su rostro manteniéndose alejado de nosotros. Dios se deja ver. Pero no para saciar nuestra curiosidad. Ni para demostrarnos que existe o para que sepamos cosas sobre El. Se manifiesta para acercarse a nosotros, abrirnos su corazón y mostrarnos su misericordia. Es realmente una Buena Noticia, la mejor noticia. ¿A qué más puede aspirar el hombre que a ver a Dios? «Véante mis ojos, dulce Jesús bueno/ véante mis ojos, muérame yo luego», exclamaba Santa Teresa.

Y Dios se manifiesta a todos: hombres de toda raza y condición, a pobres y ricos, a sabios e ignorantes, a niños y ancianos sin olvidar a los jóvenes y adultos. No hay privilegios. Todos queremos retener a  Dios en exclusiva. Pero el Dios que se ha manifestado en Jesucristo es un Dios a todos se ofrece, a todos se da. Dios no es propiedad particular de un pueblo o una raza, no es coto privado de nadie. Dios es de todos y para todos.

  1. ‘Seamos buscadores de Dios’

Dios se manifiesta a todos. Pero no todos le aceptan, no todos le reciben. Sólo le encuentran quienes le buscan. Los magos de Oriente son sobre todo ‘buscadores de Dios’, ‘nómadas de la fe’. Buscan a Dios porque sienten necesidad de El. Sienten inquietud por encontrarle. Dios se manifiesta normalmente a los que le buscan.

Pero hay que buscar a Dios con una serie de actitudes: Hay que estar atentos para ver sus signos e interpretarlos correctamente. Los magos no viven distraídos, están atentos a los mensajes de las estrellas que son para ellos la voz de Dios y la voz de su propio corazón. Hay que ponerse en camino. No buscan a Dios los que viven instalados, apegados a cosas y lugares. Quienes buscan a Dios de verdad son hombres hambrientos de luz y de verdad. Para buscar de verdad a Dios hay que seguir con paciencia y constancia a la estrella que indica el camino, sin abandonar el camino cuando se esconde y pone a prueba la permanencia en la búsqueda.

3.- Adoremos al Dios vivo y verdadero

Hay que ser capaces de adorar al Dios vivo y verdadero. No basta con ver, la fe es entrega y amor. Los magos no se escandalizan cuando la estrella se detiene en un casa humilde y pobre. Dios siempre sorprende, se manifiesta en un débil niño envuelto en pañales. Adoremos a Dios porque nunca es tan grande el hombre como cuando se arrodilla ante Dios. Adoremos a Dios para no caer en la tentación de adorar a nada ni a nadie sobre la tierra. Adorar a Dios es el camino de lograr la mayor libertad. Porque los ídolos del dinero, el poder y el placer son tentación constante para nosotros.

Los magos de Oriente adoran al Señor y le ofrecen oro, reconociéndole como ‘rey de reyes’, incienso reconociéndole como Dios y mirra porque es Dios verdadero y hombre verdadero.

+Manuel Sánchez Monge,
Obispo de Santander