♦ Texto para la oración

En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: ‘Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego’. En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: ‘Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto’.
(Lucas 3, 15-16. 21-22)

♦ Comentario al texto

Con la celebración del Bautismo del Señor, con esta fiesta, termina el tiempo de Navidad. Juan Bautista será el que bautizará a Jesús. Éste Jesús, que hoy se presenta en el Jordán, había sido anunciado por todos los grandes testigos del Antiguo Testamento, como leemos en la primera lectura de este domingo. Isaías dice: Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres. En él y por él se va a cumplir la salvación de Dios. Lucas pone de manifiesto la entrada en la historia de ese salvador, acompañado de grandes signos: se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo… y vino una voz del cielo: Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto. Lucas además pone en evidencia que Jesús aparece mezclado con la multitud: en un bautismo general Jesús se bautizó. Al mismo tiempo que escucha, mientras oraba, la voz que pone de manifiesto su identidad: Tú eres mi Hijo, el amado. Estas palabras responden a la expectación del pueblo sobre quién sería el Mesías.

♦ Momento de oración

Para entrar en esta experiencia de oración puedes situarte en medio de ese pueblo que, expectante, busca ver y conocer al Mesías. Contempla la escena que describe el evangelista: Juan se dispone a bautizar al pueblo y Jesús se presenta en medio de esta gente. Escucha la voz que viene del cielo: Tú eres mi hijo, el amado, mi predilecto. Ora desde el sentimiento de tu corazón
– Contempla al Hijo, al enviado, el amado, predilecto. Lucas nos lleva también a la contemplación del misterio del Dios Trinitario: desciende el Espíritu Santo y se escucha la voz del Padre sobre el Hijo muy amado. Jesús viene a revelar el misterio de Dios, el misterio de amor de Dios Padre, Hijo y Espíritu. Puedes en este momento repetir sencillamente la oración de alabanza: Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.
– Escucha la voz que viene del cielo. Siéntete tocado por ese mismo amor. Junto a Jesús, imitando su vida, siguiéndole a Él, yo también puedo escuchar al Padre que me dice: Tú eres mi hijo amado… Haz silencio dentro de ti y escucha…
– Ora desde lo más hondo de tu corazón y agradece el don del bautismo, por el que has sido hecho hijo de Dios: Yo he sido bautizado con Espíritu Santo, gracias, Señor.

En el año de la Misericordia

En el Bautismo somos consagrados por el Espíritu Santo. La palabra “cristiano” significa consagrado, como Jesús, en el mismo Espíritu en el que fue inmerso Jesús en toda su existencia terrena… Y el mensaje de Jesús es éste: la misericordia. Para mí, lo digo con humildad, es el mensaje más fuerte del Señor: la misericordia… No es fácil encomendarse a la misericordia de Dios, porque eso es un abismo incomprensible. Pero hay que hacerlo. (Papa Francisco. Homilía 17 de marzo de 2013)