♦ Texto para la oración
“En aquel tiempo, fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole: ‘soy yo el que necesita que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí? Jesús le contestó: ‘Déjalo ahora. Está bien que cumplamos todo lo que Dios quiere’. Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu Santo bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: ‘Este es mi hijo, el amado, mi predilecto”. (Mateo 3, 13-17)

♦ Comentario al texto
Con la celebración del Bautismo del Señor, con esta fiesta, termina el tiempo de Navidad. Juan Bautista será el que le bautizará. Éste Jesús, que hoy se presenta en el Jordán, había sido anunciado por todos los grandes testigos del Antiguo Testamento. En él y por él se va a cumplir la salvación de Dios. Y ¿cuáles son los signos? Dar luz a los ciegos, abrir las prisiones de los que están cautivos, sanar a los que están enfermos. A lo largo del año litúrgico, Mateo en su evangelio, nos irá invitando a descubrir a este Jesús, el amado del Padre: Este éste es mi hijo, el amado, mi predilecto.

♦ Momento de oración
Para entrar en esta experiencia de oración puedes situarte en medio de ese pueblo que, expectante, busca ver y conocer al Mesías. Contempla la escena que describe el evangelista: Juan se dispone a bautizar al pueblo y Jesús se presenta en medio de esta gente. Escucha la voz que viene del cielo: Tú eres mi hijo, el amado, mi predilecto. Ora desde el sentimiento de tu corazón
– Contempla al Hijo, al enviado, el predilecto. En ti me complazco. Mateo nos lleva a la contemplación del misterio del Dios Trinitario: sobre él se posa el Espíritu y se escucha la voz del Padre. Él es el Hijo muy amado de Dios y en quien reposa el Espíritu. Jesús viene a revelar el misterio de Dios, el misterio de amor de Dios Padre, Hijo y Espíritu. Puedes en este momento repetir sencillamente la oración de alabanza: Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.
– Escucha la voz que viene del cielo. Siéntete tocado por ese mismo amor. Junto a Jesús, imitando su vida, siguiéndole a Él, yo también puede escuchar al Padre que me dice: Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco. Haz silencio dentro de ti y escucha…
– Ora desde lo más hondo de tu corazón y agradece el don del bautismo, por el que has sido hecho hijo de Dios y formas parte de esta gran familia, la iglesia. Yo he sido bautizado con Espíritu Santo, gracias, Señor.
– Compromete tu vida con Jesús en su proyecto de salvación. Puedes preguntarte: yo, ¿cómo puedo dar luz a los ciegos, abrir las prisiones de los que están cautivos, sanar a los enfermos, acompañar en su soledad a quienes lo necesitan…?

– Termino la oración recitando despacio el Padrenuestro, sintiéndome hijo de Dios y hermano de todos los hombres y mujeres. Y repito en mi interior: hágase tu voluntad… Amén.