Queridos hermanos y hermanas:

La fiesta de Nuestra Señora la Bien Aparecida nos reúne, un año más, en su Santuario para manifestarle nuestro amor y devoción. A Ella acudimos con nuestras preocupaciones y fatigas para dar gracias a Dios por todo lo bueno que vamos experimentando en la vida: nuestra salud, los progresos de nuestra familia, los momentos de gozo. Y a Ella, como Madre de Dios y Madre Nuestra, recurrimos para que anime nuestra vida cristiana y nos enseñe a ser fieles al Señor.

Un piropo a la Virgen

Hemos escuchado el Evangelio, breve pero denso y hermoso. Jesús predica a las gentes y despierta su admiración. Una mujer del gentío, contenta y espontánea, grita: ?dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron?. Es un piropo sentido que nace de la admiración por Jesús, y que une esa admiración por el hijo al gozo de su madre. Es una reacción sencilla, como las que podemos observar nosotros en la vida cotidiana.

Cuando vemos que un hijo sobresale por sus cualidades, solemos decir: ¡qué madre tan dichosa! Porque la madre está unida al hijo, es la que lo ha llevado en su seno y la que lo ha alimentado a su pecho.

“Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”

Sin embargo, Jesús no parece acoger este piropo dirigido a su madre. Da la impresión de desplazar la atención hacia otra realidad, y responde: ?Dichosos más bien los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen?.

Esta expresión de Jesús, aunque no lo parezca a primera vista, va dirigida también a su madre, la Virgen María, porque Ella siempre escuchó con atención la palabra de Dios, la guardó en su corazón y la cumplió en su vida: ?Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según su palabra?.

Esas palabras de María definen su actitud y su vida. Sí, la Virgen María es dichosa por escuchar y cumplir la palabra de Dios. Y Jesús, lo que más admira de su madre es precisamente que sea oyente de esta palabra, y considera dichosos a todos los que con Ella también saben escuchar y cumplir.

La Programación del curso pastoral 2015-2016

Desde el primer contacto con vosotros, mis queridos diocesanos, he manifestado que hacía mío el Plan Pastoral Diocesano 2014-2017 porque ha sido elaborado teniendo a la vista las propuestas de acción pastoral contenidas en la Exhortación Apostólica ‘Evangelii Gaudium’ del Papa Francisco y ha marcado 4 campos prioritarios de trabajo que exigen un trabajo paciente y sostenido a lo largo del tiempo y por eso siguen centrando nuestra atención y nuestros esfuerzos.

Respecto a los jóvenes, queremos dar prioridad a las acciones de primer anuncio de Jesucristo para favorecer el encuentro personal con El que ha de marcar toda su vida cristiana y ha de permitirles experimentar ‘la dulce y consoladora alegría de anunciar el Evangelio’.

Nos proponemos implicarles en los diversos voluntariados de nuestra diócesis, especialmente en el de Cáritas, y esperamos celebrar el primer Congreso de jóvenes donde puedan expresar sus ideales, iniciativas, propuestas y compromisos.

Intentaremos también acercarnos a las familias cultivando especialmente la acogida y el acompañamiento, renovando la preparación al matrimonio, realizando las catequesis prebautismales y promoviendo los movimientos familiares y otros movimientos de Apostolado Seglar.

En lo que se refiere a la dimensión social de la caridad impulsaremos la formación en la Doctrina Social de la Iglesia teniendo en cuenta las propuestas de la Asamblea Diocesana de laicos y trataremos de estudiar a fondo el documento de la Conferencia Episcopal Española: “La Iglesia, servidora de los pobres”.

Potenciaremos la atención a los pobres, marginados y excluidos integrándolos en la comunidad eclesial sin olvidar a los cristianos perseguidos y a los refugiados y alentaremos la presencia de los cristianos en asociaciones que trabajan por un mundo más humano según el proyecto de Dios.

Por lo que toca a la cultura vocacional propondremos a adolescentes y jóvenes caminos de vocación y testimonios de fidelidad a la propia vocación como fuente de felicidad y fecundidad social. Seguiremos potenciando la oración insistente por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada fomentando la cultura vocacional como eje transversal de toda acción pastoral.

Iniciaremos también la preparación de una Asamblea Diocesana de Vida Consagrada que completará las anteriores Asambleas de presbíteros y laicos ya celebradas.

Un relieve especial tendrá entre nosotros la celebración del Jubileo Extraordinario de la Misericordia promulgado por el Papa Francisco, que se extenderá del 8 de diciembre de 2015 al 20 de noviembre de 2016.

“La Iglesia -recuerda el Papa- tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona…. En nuestro tiempo, en el que la Iglesia está comprometida en la nueva evangelización, el tema de la misericordia exige ser propuesto una vez más con nuevo entusiasmo y con una renovada acción pastoral.

Es determinante para la Iglesia y para la credibilidad de su anuncio que viva y testimonie en primera persona la misericordia. Su lenguaje y sus gestos deben transmitir misericordia para penetrar en el corazón de las personas y motivarlas a reencontrar el camino de vuelta al Padre” (Bula ‘Misericordiae vultus’, 12).

Se elaborará un material adecuado para la celebración comunitaria de la Penitencia con confesión y absolución individual y también para charlas o conferencias cuaresmales sobre la ‘Misericordiae vultus’ que es un breve y bello tratado sobre la misericordia de Dios. Particular importancia daremos a la peregrinación a la Catedral por arciprestazgos en tiempos de Pascua.

Vivamos el próximo curso 2015-2016 con fidelidad al Señor y siendo testigos de su misericordia en medio de nuestro mundo. Imploremos la poderosa intercesión de la Virgen Bien Aparecida, Reina y Madre de misericordia, el patrocinio de nuestros santos mártires Patronos Emeterio y Celedonio y la ayuda de los Santos y Beatos de nuestra Diócesis.

+Manuel Sánchez Monge,
Obispo de Santander