“Lo primero que hizo María después de acoger el mensaje del ángel fue ir “con prontitud” a casa de su prima Isabel para prestarle su servicio (cf. Lc 1,39). La iniciativa de la Virgen brotó de una caridad auténtica, humilde y valiente, movida por la fe en la palabra de Dios y por el impulso interior del Espíritu Santo. Quien ama se olvida de sí mismo y se pone al servicio del prójimo. He aquí la imagen y el modelo de la Iglesia. Toda comunidad eclesial, como la Madre de Cristo, está llamada a acoger con plena disponibilidad el misterio de Dios que viene a habitar en ella y la impulsa por las sendas del amor”

(BENEDICTO XVI, Homilía, 25 de Marzo de 2006. Concelebración con los nuevos cardenales)