Nos toca vivir en un mundo tecnificado, terriblemente frío, donde es difícil experimentar unas relaciones humanas cálidas. Para muchos es en la Iglesia, caravana de los hijos de Dios, donde encontramos el calor humano que nos ha traído la presencia de Dios en nuestro mundo. La Iglesia es la gran familia de los hijos de Dios. En ella nacemos en la fe, de ella formamos parte desde el día de nuestro bautismo, en su seno celebramos los demás sacramentos. No se puede vivir la fe en solitario, individualmente, porque se corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo y contentarse con una imagen falsa de Él. Dentro de la Iglesia, caminando unos junto a otros, agraciados con la misma fe, alentados por la misma esperanza, y viviendo el mismo amor, recibimos la fuerza para vivir serena, gozosa y fraternalmente. En nuestra parroquia, en nuestra diócesis, podemos encontrar un verdadero oasis dentro del desierto de nuestro mundo.

Por lo tanto, demos gracias a Dios, que nos ha introducido en la familia eclesial por la fe y el bautismo y nos mantiene en ella. Ella nos proporciona a Cristo, nuestro alimento y fortaleza. La Iglesia es una realidad cercana, es tu parroquia, es tu diócesis, en nuestro caso de Santander. La formamos el obispo, los sacerdotes, los consagrados y los seglares, con rostros concretos, cada uno con su historia particular y cada uno con con el encargo que ha recibido de Dios. Esa Iglesia cercana es la que te ayuda a creer en Jesucristo, a crecer en amistad con Él. También te ayuda a vivir la fraternidad. Puedes estar orgulloso de pertenecer a la familia de Dios que peregrina por Cantabria y el Valle de Mena. En ella muchos han alcanzado la meta de la santidad y siempre, pero sobre todo ahora, está demostrando una verdadera ayuda a los más pobres, marginados y excluidos. Y en ella puedes desempeñar un papel activo como catequista, como miembro de los grupos de Cáritas, pastoral familiar, de la salud, del coro parroquial, del Consejo Pastoral o económico, etc.

En el Día de la Iglesia Diocesana te invito a que conozcas algo de la historia de tu diócesis, a que te intereses por sus objetivos prioritarios para este curso pastoral, a que colabores en ella y no te conformes pasivamente con recibir. También tu aportación económica puede lograr que la Iglesia, a través de Cáritas y otras instituciones y personas, siga ayudando en todos los órdenes a quienes más lo necesitan.

+ Manuel Sánchez Monge
Obispo de Santander