Texto para la oración

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ‘Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, él os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.  El me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará”. (Jn 16, 12-15)

Comentario al texto

Los textos litúrgicos de este domingo, con sus imágenes, nos ayudan a entrar en el misterio de la vida trinitaria: la primera lectura, tomada del Libro de los Proverbios, nos presenta la Sabiduría, que prefigura al Hijo, existente desde los comienzos -antes de comenzar la tierra-, allí permanecía, junto a Dios-Padre. El segundo texto, de romanos, expresa ese amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. El Espíritu de la verdad, que os guiará hasta le verdad plena, subraya el evangelio, y nos ayudará a “cargar” con el sentido profundo del mensaje de Jesús: Ese proyecto de Dios Padre sobre el Hijo, ya consumado, y que el Espíritu irá comunicando: os comunicará lo que está por venir. Es el Espíritu de la Verdad quien nos permitirá entender e interpretar y nos conducirá a la verdad plena; es decir, “acompañará el camino histórico de la comunidad que, poco a poco, irá comprendiendo la totalidad y el sentido profundo del amor de Dios revelado en Jesucristo por el Espíritu”. Y también es el que permite ir actualizando este mensaje a los nuevos tiempos y a las nuevas situaciones. El evangelio nos introduce hoy en el corazón de Dios, esa comunión santa, que se hace visible en la iglesia, y que estamos invitados a vivir y participar.

Oración con el texto

-Siento que estoy en presencia de Dios, misterio trinitario, y comienzo esta oración con ese signo-invocación: en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. La señal del cristiano, hemos dicho tantas veces. Nuestra seña de identidad

-Ante esa presencia me pongo en actitud de adorar este misterio de Dios que se nos da a conocer en esa triple dimensión de Padre, Hijo y Espíritu. Las palabras de la carta de Pablo que se lee este domingo nos invitan a ello: el amor que Dios nos tiene inunda nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha dado. Esto ha sido posible por Cristo, en su Pascua: acontecimiento de muerte y resurrección; acontecimiento de salvación.

-Esta palabra, me invita también a agradecer la revelación del misterio de Dios: el amor del Padre, la vida entregada del Hijo, por ese mismo amor, rostro a su vez, de la misericordia y del perdón del Padre.

-Creer en este misterio de Dios-Trinidad es creer que el origen, el modelo y el destino último de toda vida es el amor compartido en comunidad.

-Celebrar este misterio es esforzarnos en construir una iglesia y un mundo en el que las personas vayamos aprendiendo a convivir, compartir y dialogar.

– Celebro también mi bautismo que me consagra al Padre, al Hijo y al Espíritu. En esta comunión santa, que se hace visible en tu iglesia, quiero vivir siempre. Amén

En el año de la misericordia

Misericordia es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia es la vía que une a Dios y al hombre porque abre el corazón a la esperanza de ser amados.            

(Papa Francisco. MV 2)