En una entrevista reciente, el papa Francisco volvió a mencionar su película favorita: El festín de Babette, film dirigido por Gabriel Axel sobre un relato de Isak Dinesen -la autora de Memorias de África-, que en 1987 se hizo merecedor del Oscar a la Mejor Película Extranjera y que con motivo de su 25º aniversario ha sido reeditada con gran éxito.

Nuestro Papa mencionó de nuevo este metraje danés, en respuesta a unas preguntas relacionadas con los que criticaban sus esfuerzos ecuménicos. Fue entonces cuando el Santo Padre, comparó el comportamiento férreo de los que se oponen a su entregado compromiso con la rigidez de los ciudadanos representados en El festín de Babette.

De hecho, hasta la referenció en la encíclica Amoris Laetitia, lo que la convierte oficialmente en la primera película mencionada en un documento papal (!!!).
Pero ¿por qué le gusta tanto a Francisco esta película y sigue recomendándola? ¿Qué lecciones espirituales podemos aprender de ella?

Las razones son muy claras. Basta con echar un vistazo al propio argumento.
El film comienza en una pequeña aldea protestante que lleva muchos años siendo guiada por un pastor muy estricto.

Las creencias de la congregación son extremadamente “puritanas”, haciendo de la aldea un lugar apagado, gris, donde apenas brilla la alegría. Los habitantes del pueblo están tan preocupados por cumplir con tantísimas normas que temen permitirse cualquier tipo de “placer” terrenal. Tras la muerte del pastor, sus hijas se ven forzadas a liderar la menguante congregación. Confían en poder casarse, pero su padre se niega rotundamente al matrimonio y prohíbe a cualquier pretendiente que se acerque a ellas.
Un día, una mujer llamada Babette, llega a la ciudad. Mientras trabaja como ama de casa en la aldea, descubre que ha ganado la lotería en París y, en vez de tomar el dinero y volver a su hogar, decide gastar todo en un auténtico “festín francés”.

Muchos de los vecinos se escandalizan por la profusión de coloridos ingredientes y deciden negarse a degustar lo que quiera que cocine. Consideran que el festín es un “sabbat satánico”, de connotaciones anárquicas; y creen firmemente que no deberían disfrutar la comida porque les expondrá a terribles pecados…
Sin embargo, una vez sentados a la mesa, descartarán todos sus prejuicios y se sentirán eternamente agradecidos porque el festín que se les ha ofrecido, les ha abierto los ojos a los sencillos placeres de la vida.

El papa Francisco contempla la belleza de la película de formas diferentes.
Primero, ve el festín como un ejemplo de auténtica felicidad. De esta forma lo expresa en la Amoris Laetitia: “Las alegrías más intensas de la vida brotan cuando se puede provocar la felicidad de los demás, en un anticipo del cielo. Cabe recordar la feliz escena del film El festín de Babette, donde la generosa cocinera recibe un abrazo agradecido y un elogio: ‘¡Cómo deleitarás a los ángeles!’. Es dulce y reconfortante la alegría de provocar deleite en los demás, de verlos disfrutar. Ese gozo, efecto del amor fraterno, no es el de la vanidad de quien se mira a sí mismo, sino el del amante que se complace en el bien del ser amado, que se derrama en el otro y se vuelve fecundo en él” (AL, 129).
Así percibe en la desprendida generosidad de Babette una actitud digna de imitar. Babette gasta todas las ganancias de la lotería (de SU premio) en este encuentro y pasa semanas planificando la comida y reuniendo los ingredientes necesarios. Esta es la dicha que el Santo Padre quiere que experimentemos, una alegría que no se centre en deseos egoístas, sino en el disfrute de los demás.

En segundo lugar, considera la película como una llamada a que nos abramos al trabajo del Espíritu Santo. Muchas veces nos sentimos tentados a imitar a los fariseos de antaño y poner una valla en torno a nuestras creencias para centrarnos en las normas humanas que elaboramos para protegernos a nosotros mismos. Estas normas, sin duda, son necesarias, pero cuando nos obsesionamos con ellas y establecemos otras nuevas que no tienen correlación con el corazón de los Evangelios, nos cegamos ante la voluntad de Dios para nuestras vidas. No se trata ni mucho menos de una crítica a los Diez Mandamientos ni a las inmutables verdades dogmáticas, sino a los dictados que nosotros hacemos (como el ignorar a los protestantes) para protegernos de cometer pecado. Y es que nuestro papa nos desafía a replantearnos de qué forma querría Dios que nos acercáramos con misericordia a aquellos con los que no estamos de acuerdo, sin temor a entablar diálogo con ellos.

En esta película resuenan los deseos de Francisco; el largometraje destaca la necesidad de la misericordia en unión con la verdad.

El brindis final resume perfectamente el por qué al papa Francisco le encanta esta película: “Llega el día cuando nuestros ojos se abren, y llegamos a entender que la misericordia es infinita. Solo es necesario esperarla con confianza y recibirla con gratitud. La misericordia no impone condiciones. Y, he ahí, todo lo que hemos elegido nos ha sido concedido, y todo lo que rechazamos también nos ha sido concedido. Sí, también recibimos lo que rechazamos. Porque la misericordia y la verdad se encuentran juntas y la rectitud y la dicha se besarán mutuamente”.

El festín de Babette, nos desafía a mirar fuera de nosotros mismos y a ver la belleza de la alegría y la misericordia de Dios. Es una cinta sobre el servicio desprendido al prójimo, no siempre acorde a nuestras “normas” humanas y, precisamente por ello, puede revolucionar nuestra visión sobre la misericordia de Dios.

Tal y como dice Philippa a Babette en los momentos finales: “Esto no termina aquí, Babette. En el Cielo serás la gran artista que Dios quería que fueras. ¡Cómo deleitarás a los ángeles!”.

El Festín de Babette es la historia del encuentro de compañeros hermanados en una cultura universal que va más allá de intransigencias, de rechazo, de espíritus estrechos, y talibanes de cualquier forma de expresión del amor y de la cultura. Es una gran enseñanza de lo que es el cine y el verdadero sentimiento religioso que deposita una fe que nos deja un exquisito sabor en el paladar. Es un compendio de sentimientos en un gran cóctel gastronómico y espiritual que es todo un deleite, como los encuentros y las comidas con nuestros seres queridos…

… Quienes en estas fiestas quieran ofrecerla como apreciadísimo presente, quienes quieran disfrutarla al completo o compartirla en comunidad con familiares y amigos, tienen una razón más para visitar la Librería de nuestra diócesis, la Librería de Pastoral.

En este Adviento, en esta Navidad, alimentad vuestra alma y disfrutad de cada momento de alegría y dicha en vuestras vidas.
Celebrad, compartid y SED FELICES. ¡Hasta pronto!

El festín de Babette – tráiler >>> www.youtube.com/watch?v=AKuuW1jdzlc
* Fuentes: ACI Prensa / IMDB / Amoris Laetitia / YouTube

>>> LIBRERÍA DE PASTORAL – DIÓCESIS DE SANTANDER (LPS) <<<