DOMINGO OCTAVO. TIEMPO ORDINARIO (26 de Febrero)

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Jesús sigue marcando la diferencia de quienes quieren seguir su programa de vida. La pregunta es esta: dónde tengo yo mis intereses, que priorizo en mi vida. ¿tengo verdadera confianza en Dios? No andéis agobiados.

► Escuchar y acoger la Palabra

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: ‘Nadie puede estar al servicio de dos amos… No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No andéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer o a beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?… Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan, ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o cómo os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo, buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos’. (Mateo 6, 24-34)

► Pensar la Palabra

Nos enfrenta el texto con nuestra situación existencial: una persona en su vida, puede rendir el corazón a diferentes tesoros que serán su dios, su fe. Y hay algunas grandes pasiones que son incompatibles. Al menos Dios y el dinero lo son. La palabra clave del texto es agobiarse. Significa esta palabra que algo es existencialmente importante y acapara nuestro corazón. Es decir que los afanes no nos absorban hasta el punto de desviarnos de lo fundamental.
Jesús advierte sobre esta tendencia tan dañina para la raza humana: el avaro deseo por las cosas materiales que hacen que el hombre ya no sea dueño de ellas, sino su esclavo. Quienes caen en estas garras han olvidado que Dios es el Creador y por lo tanto el último Dueño de todas las cosas, que para El los más importante son las personas y no las cosas materiales y que la posesión de riquezas no debe ser un fin en sí mismo, sino un medio para el bienestar, pero también para el servicio al prójimo.
Son los paganos los que se afanan… pero vosotros: buscad primero que reine la justicia. Podemos descubrir ahí los ecos del Padrenuestro, donde los hijos piden al Padre lo único realmente esencial: venga tu reino, hágase tu voluntad.

► Orar y contemplar la Palabra

-Continúo en esa actitud de discípulo, a la escucha de las palabras del Maestro que nos desvela el camino del cristiano hoy.
-Nos invita a una mirada contemplativa a la Creación: Mira los pájaros, no tienen graneros, mira los lirios, no hilan… También tú has sido creado, tu vida tiene valor para Dios: ¿No valéis vosotros más…? Hay un amor que te protege. Tienes un Padre que está en los cielos.
– Por eso, no os agobiéis. No viváis como los paganos, faltos de fe.
-Puedo preguntarme: ¿Cuáles son mis prioridades, mis afanes?
– ¿Vivo la vida con un afán desmedido por las cosas, por esos tesoros que esclavizan mi corazón, como lo hacen los paganos?
– Dice Jesús: no podéis servir a Dios y al dinero. Es una expresión tajante. ¿Me esclaviza el afán de tener, el afán de poseer, el afán de dominar?

► Actuar desde la Palabra

Me comprometo a contemplar el mundo como Dios me invita a hacerlo, y desde esa mirada revisar mis prioridades y tomar conciencia de hacia dónde se inclina mi corazón.