EL BAUTISMO DEL SEÑOR (7 de enero)

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Teresa de Jesús, contemplando estas palabras del evangelista exclama: ¡Oh Señor del cielo y de la tierra, y qué palabras estas para no desconfiar ningún pecador! Aquella voz que se oyó cuando el bautismo, dice que os deleitáis con vuestro Hijo. Pues ¿hemos de ser todos iguales, Señor?

► Escuchar y acoger la Palabra
En aquel tiempo, proclamaba Juan: ‘detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo’. Por entonces, llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: ‘Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto (Mc 1, 7-11)

► Iluminar la Palabra
Con la conmemoración del Bautismo del Señor termina el tiempo de Navidad. Juan Bautista anuncia la venida del Enviado de Dios: detrás de mí viene el que puede más que yo. Éste, del cual nos habla el Evangelio, había sido anunciado por todos los grandes testigos del Antiguo Testamento. En él y por él se va a cumplir la salvación de Dios. Y ¿cuáles son los signos?: Dar luz a los ciegos, abrir las prisiones de los que están cautivos, sanar a los que están enfermos. A lo largo del año litúrgico, Marcos, en su evangelio, nos irá invitando a descubrir a este Jesús, el amado del Padre: Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.

►Orar y contemplar la Palabra
Para entrar en esta experiencia de oración puedes situarte en medio de ese pueblo que, expectante, busca ver y conocer al Mesías. Contempla la escena que describe Marcos en el evangelio. Juan se dispone a bautizar al pueblo y Jesús se presenta en medio de esta gente. Escucha la voz que viene del cielo: Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto. Ora desde el sentimiento de tu corazón:

– Contempla al Hijo, al enviado, el predilecto. Marcos nos lleva a la contemplación del misterio del Dios Trinitario: sobre él se posa el Espíritu y se escucha la voz del Padre.
Puedes en este momento repetir sencillamente la oración de alabanza: Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.

– Escucha la voz que viene del cielo. Siéntete tocado por ese mismo amor. Junto a Jesús, imitando su vida, siguiéndole a Él, yo también puede escuchar al Padre que me dice: Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco. Haz silencio dentro de ti y escucha…

– Ora desde lo más hondo de tu corazón y agradece el don del bautismo, por el que has sido hecho hijo de Dios y formas parte de esta gran familia, la iglesia: Yo he sido bautizado con Espíritu Santo, gracias, Señor.

►Actuar desde la Palabra
Compromete tu vida con Jesús en su proyecto de salvación. Actúa como hijo de Dios Padre y hermano o hermana de todos los hombres y mujeres con los que compartes tu vida.