Manos Unidas de Cantabria celebra este viernes 12 el tradicional “Día del Ayuno Voluntario” con el que se invita a que durante esta jornada se realicen comidas frugales para solidarizarse con los 800 millones de personas que pasan hambre en el mundo.

Este es uno de los actos de la Campaña Contra el Hambre que esta ocasión cumple 62 años y que lleva por lema, “Contagia Solidaridad para acabar con el Hambre”. Por este motivo, esta ONG de la Iglesia, realizará este fin de semana su colecta fraternal anual en todas las parroquias de la Diócesis, cuyos fondos serán destinados a proyectos que se desarrollan en varios países del mundo.

Además, en la jornada de mañana, día 12, se celebrará como es costumbre una misa a las 18,30 horas en la Catedral que presidirá el obispo de Santander, Mons. Manuel Sánchez Monge y a la que acudirán socios y voluntarios de Manos Unidas. La Eucaristía se oficiará siguiendo todos los protocolos sanitarios con motivo de la pandemia.

La presidenta de Manos Unidas en Cantabria, Purificación de la Cal, explicó que la campaña de este año trata de acabar “con la mayor pandemia que existe, que es el hambre”, de ahí el lema de este año, “Contagia Solidaridad para acabar con el Hambre”.
Por este motivo “debemos todos de ser solidarios” para mitigar la realidad de la hambruna y sentirnos así “más felices” al colaborar con una causa justa.

La pandemia también ha afectado a Manos Unidas, por lo que el año pasado se recaudaron cerca de 300.000 euros, frente al medio millón de euros que se ha llegado a alcanzar en Cantabria.

Esta delegación regional reúne en torno a 950 miembros, entre voluntarios y socios

Proyectos apoyados por Manos Unidas Cantabria

Desde la delegación cántabra de esta ONG se apoyan tres proyectos; uno en la India con la colaboración económica de AMICA para niños con discapacidad, ya que en ese país estos niños tienen especiales carencias asistenciales al apenas existir instituciones para atender estas dolencias. Allí esta infancia “es simplemente descartada”.

Un segundo proyecto que se respalda se desarrolla también en la India, en 20 aldeas de la región de Siri, y tiene como objetivo combatir el tráfico ilegal de niños y de adolescentes y que están expuestos a matrimonios infantiles y a la explotación sexual.

Un tercer proyecto está radicado en una provincia de Kenia. Consiste en el suministro de agua potable para cuatro aldeas cuyos beneficiarios son más de 3.000 personas. Allí se están instalando potabilizadoras y pozos. En esa zona, para obtener agua, las mujeres y las niñas tienen que recorrer más de 10 kilómetros cargando garrafas, agua que además no es potable.

En Latinoamérica se apoyan proyectos de emergencia en Haití y Ecuador que se realizan en combinación con misioneros y que están relacionados con el cambio climático.

Purificación de la Cal dijo que los misioneros relatan que Manos Unidas “llega donde no llega nadie”, en alusión a otros organismos o instituciones, y recordó que el hecho de que esta ONG sea católica aporta a “nuestro trabajo la luz del Evangelio y un sentido de caridad y de fraternidad; nos sentimos muy apoyados por el Papa Francisco en su lucha contra los empobrecidos y descartados”, apostilló.

Ser generosos en la colecta

De la Cal recordó que este fin de semana se celebra en todas las Iglesias la colecta anual contra el hambre. Para nosotros -dijo- un donativo “no nos supone nada”, pero para los empobrecidos supone mucho porque se puede conseguir la realización de proyectos y que los necesitados “se dignifiquen como personas”.

Por otro lado, desde Manos Unidas se resaltó que el Coronavirus ha hecho más visible la pobreza, el hambre y la desigualdad, situación que agrava el cambio climático.

Desde esta ONG católica se atiende también a emergencias sociales y sanitarias, por eso se subrayó, en alusión al COVID, que la “verdadera vacuna es la solidaridad”, de ahí el lema de este año (“Contagia solidaridad para acabar contra el hambre”), y es que la hambruna “mata más que el COVID”.