Así comenzaba la rueda de prensa hoy nuestro Obispo, D. Arturo, recordando que muchas veces al acercarnos a los números los encontramos fríos, pero sostienen la vida diocesana.
D. Arturo nos recordaba el motivo de la jornada que celebraremos este Domingo en las parroquias: el día de la Iglesia Diocesana. Siempre este día motiva, nos recordaba, a tomar una triple conciencia:
- Tomar conciencia de nuestro compromiso bautismal. Todos estamos llamados al servicio.
- Tomar conciencia de nuestro sentido de pertenencia. La Iglesia va más allá de nuestras parroquias. Es bueno que tengamos esa conciencia de pertenecer a una Diócesis… y sentir a la Iglesia que es nuestra madre.
- Tomar conciencia de nuestra necesidad. Todo lo que podamos hacer para ayudar en este servicio.
Además, nos recordaba como este día se vive desde dos dimensiones: a nivel interno, de Iglesia, para ser conscientes de la responsabilidad que tenemos por servir en la Iglesia… y hacia fuera para hacer consciente a la sociedad del servicio que las personas que formamos parte de la Iglesia prestamos al bien común. Lo que hacemos es «nuestra fuerza, nuestra alegría y nuestra pasión.»
Este día se nos pide la oración, que nos sostiene… también el tiempo de servicio, de entrega, la capacidad de cada uno; y finalmente el apoyo que podamos prestar como ayuda material por lo que invitó a que descubramos que «nos necesitamos todos, para poder hacer ese servicio todos los días de una manera gratuita, generosa, desinteresada.» Y desde ahí llamó a todos los diocesanos a la caridad, para que todos podamos realizar este servicio con las aportaciones económicas que se necesitan.
Este sábado y Domingo en las Misas de las parroquias las colectas son para ayudar a nuestra Iglesia Diocesana en sus labores apostólicas: educativas, caritativas y pastorales.
Este año el lema nos invita a preguntarnos «¿Y si lo que buscas está en tu interior?». Es una propuesta que deja interrogarse, que abre la respuesta a quien se acerca a la Iglesia. Quizá el eco que tenga que resonar desde dentro es aquel que nos recuerde que todos los bautizados somos hijos de Dios y miembros de la Iglesia, del mismo modo que lo es el Papa, el Obispo o los sacerdotes. Todos somos discípulos misioneros, invitados a compartir esta misma misión que no nos debe ser extraña: anunciar a nuestros hermanos el Evangelio.
Tras la presentación de nuestro Obispo, la delegada de Apostolado Seglar, Doña Carmen González Fernández, presentó las líneas de actuación de la programación diocesana, que pretende unificar toda la acción, con motivos comunes para todos y cuyas dos líneas principales son el Jubileo de 2025 y el Congreso Vocacional que va a haber en la Iglesia en España. El resto de líneas brotan del Congreso de Laicos que se celebró en el 2020: primer anuncio, formación, acompañamiento y presencia pública. Sobre estas dos realidades últimas, recordó cómo hay un deber de acompañar a quienes han tenido una experiencia viva del Señor Resucitado, con una escuela para preparar a quienes hagan este servicio a las personas que viven un reavivamiento de su fe; y cómo la Iglesia no puede renunciar a su dimensión pública, por lo que se creará una semana social para poder reflexionar sobre el mundo laboral, potenciando el observatorio de la realidad que se puso en marcha hace unos años.
Carmen resaltó lo que había ayudado el Sínodo de la Sinodalidad para recobrar el trabajo en la Iglesia, a modo de red, caminando juntos, y como hay trabajo que hacer para que todas las delegaciones estén implicadas en trabajar, como Iglesia diocesana, por los más desfavorecidos y los necesitados.
Además presentó el encuentro del sábado en el Seminario de Corbán, con el título «Evangelizados para evangelizar», que va a presentar diferentes realidades de primer anuncio, herramientas y métodos que pueden aplicarse a las realidades concretas, desde una conversión pastoral.
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