Santa Teresa, en su poema, nos enseña a descubrir la presencia de Jesús en medio del mundo, en sus criaturas donde el reposa, se hace presente.
Si estáis, Amado mío, en las alturas, / dadme alas donde suba adonde estáis.
Si moráis en las almas que son puras, / ¿por qué esta pobre alma no apuráis?
Si tenéis aposento en las criaturas / mostradme en cuáles de ellas reposáis,
do está vuestro aposento, amor suave,/porque sin Vos el mundo no me sabe.
(Poesía 32)
► Escuchar y acoger la Palabra
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo Jesús: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. A los que crean, los acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos. Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban. (Mc 16, 15-20)
► Iluminar la Palabra
El Señor Jesús subió al cielo… Y ahora ¿qué hacemos? ¿No sería ésta la pregunta que se harían los discípulos cuando vieron a Jesús desaparecer de su presencia? Habían sido muchos días a su lado; muchos días en los que Jesús había tomado decisiones y acompasaba sus experiencias y sus dudas… ahora toca seguir caminando en su ausencia. Ahora Jesús ya no está físicamente presente a su lado… y ahora, toca seguir caminando. Es verdad que les había dicho: “Conviene que yo me vaya… para que recibáis el Espíritu Santo”. Y también es cierto que les había hecho una promesa en el momento de la despedida: Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Llega la hora de enfrentarse a las propias responsabilidades y vencer el miedo a la libertad, de pasar de ser discípulos de un maestro a ser apóstoles al servicio de una misión: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El evangelio no ha de quedar en el interior del pequeño grupo de sus discípulos. Han de salir… para alcanzar el mundo entero y llevar la Buena Noticia a todas las gentes, a toda la creación.
Porque ahora toca seguir caminando y mostrar una iglesia de puertas abiertas.
►Orar y contemplar la Palabra
Y ahora…
Toca seguir caminando,
más allá de la sombra y la duda,
más allá de la muerte y el miedo,
bebiendo palabras prestadas,
confiando en las fuerzas ajenas
si acaso las propias se gastan.
Toca seguir caminando,
acoger al peregrino,
relatar tu historia,
escuchar la suya
aliviar tristezas,
Compartir mesa y vida.
Toca seguir caminando
con los ojos abiertos,
para descubrir al Dios vivo
que nos sale al encuentro
hecho amigo, pan y palabra.
En marcha pues…