El comienzo de las obras, en las dependencias capitulares de la Catedral de Santander, ha comenzado al descubrir parcialmente el muro, único resto del castillo de S. Felipe, uno de los motivos de esta rehabilitación para rescatar el pasado de la ciudad, una de las sinergias creadas por el Anillo Cultural de Santander y que ya, en la torre de la Catedral, propició la creación de un espacio expositivo permanente.

Después de dos años largos de trabajo y numerosas tramitaciones previas, hoy se ha presentado el desarrollo de esta obra que va a permitir la puesta en valor de los archi­vos Catedralicio y Diocesano, la recuperación del único muro existente del antiguo Castillo de San Felipe y, en definitiva, la apertura de la Catedral de Santander a la ciudad.

El proyecto que se va a ejecutar servirá para realizar lo previsto en la quinta y úl­tima fase del Plan Director de la Catedral de Santander, redactado en 1999 por, entre otros, los renombrados historiadores Joaquín González Echegaray y Jose Luis Casado Soto. En ella se proponía la reforma integral de las Dependencias Capitula­res, en desuso durante lustros, y la recuperación del único muro del Castillo de San Felipe, o Castillo del Rey, que ha sobrevivido hasta nuestros días, gracias a que so­porta las bóvedas de la Sacristía y que desde el s. XII hasta finales del XIX flanqueó la entrada por mar a la ciudad.

La reforma pretende aprovechar esta esquina del Monumento Nacional no sólo para implementar en él nuevos usos acordes con las necesidades actuales de la Catedral, sino también para resolver serios problemas preexistentes, tales como la dificultad de acceso al conjunto (la entrada al mismo estará enfrente del antiguo edificio del Banco de España, próxima sede en Cantabria del Museo Reina Sofía), la inexistencia de recorridos diferenciados para el culto y la visita turística o el complicado control de accesos.

También parece una magnífica oportunidad para poner al servicio de los visitantes el ingente valor documental e histórico que atesoran los archivos Diocesano y Ca­tedralicio. Para resolver todo ello, se proponen varias actuaciones estratégicas:

  • Vaciar el edificio, excavando dos plantas en su mitad más oriental (hacia el Banco de España) para poder alcanzar así el nivel de las calles Cádiz y Juan Plaza. Instalar nuevos núcleos de comunicación vertical que resuelvan la ac­cesibilidad al conjunto, perforando el muro de piedra del basamento para crear una nueva entrada al Monumento a pie de calle.
  • Rehacer por completo su estructura interior (la actual está probablemente afectada por aluminosis), respetando íntegramente sus fachadas, de modo que se obtengan cuatro plantas dentro del volumen original. Así se logrará obtener superficie suficiente para ubicar todos los usos necesarios.
  • Descubrir y recuperar el muro del Castillo de San Felipe y su torre sudorien­tal, otorgándole el protagonismo que merece. Servirá de telón de fondo de los nue­vos usos previstos, dominando un vacío de cuatro plantas en el cora­zón del edificio.