DOMINGO 13. TIEMPO ORDINARIO (Día 2 julio)

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Continúa el Evangelio de Mateo con palabras fuertes que han de ser entendidas desde el amor a sus discípulos. Quizá la clave de lectura de todo el párrafo esté en ese perder y ganar que puede parecer contradicción a los ojos de este mundo, y que solo puede entenderse desde el amor: el que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. De nuevo, traigamos a nuestra memoria y a nuestro corazón a tantas personas que viven con este sentido evangélico.

►Escuchar y acoger la Palabra
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: ‘El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado, el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo. Al que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa’ (Mateo 10, 37-42)

►Pensar la Palabra
El que me recibe, recibe al que me ha enviado. Podemos centrar en esta afirmación nuestra reflexión. Esta afirmación es capital. Nos viene a decir que por encima de cualquier forma de organización institucional está el que acoge a Jesús. Todo está referido a Él: el padre, la madre, quienes nos dirigen, todo está referido a Él. Y el que acoge a Jesús acoge a Dios. Y con esa consciencia acogemos a todos aquellos que están necesitados de nuestro acompañamiento, de nuestra atención. Sólo así es como podremos reconstruir una sociedad y una convivencia verdaderamente humana. Así también, aquel que da de beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca…no perderá su recompensa.

►Orar y contemplar la Palabra
Durante esta semana intento estar a la escucha de esta Palabra. Si disfruto de un tiempo más amplio, busco el momento y el lugar. Si puedo cada día, intentaré buscar un espacio donde hacer silencio y leer serenamente esta palabra.
Jesús habla a sus apóstoles. Jesús me habla a mí y me cuestiona sobre mi vida: ¿Hacia dónde la oriento? ¿dónde está mi centro, mi referencia? ¿Cómo es mi compromiso en favor de una sociedad más humana?

►Actuar desde la Palabra
Este domingo la Palabra me invita a hacer una revisión sobre mi vida:
-¿Quién lleva las riendas de mi vida?
-¿Cómo acojo la realidad que me ha tocado vivir?
-¿Cómo es mi compromiso por una sociedad más humana?
-¿Cómo miro a aquellas personas que solicitan mi ayuda y comprensión?

Podemos recordar en este momento las palabras del Papa Francisco en el Año de la Misericordia: abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio… ‘en verdad os digo que no perderá su recompensa’