♦ Texto para la oración

“En aquel tiempo había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: ‘No les queda vino’. Jesús le contestó: ‘Mujer déjame, todavía no ha llegado mi hora’. Su madre dijo a los sirvientes: ‘Haced lo que Él os diga’ Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: ‘Llenad las tinajas de agua’. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: ‘Sacad ahora y llevádselo al mayordomo’. Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía –los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua-, y entonces llamó al novio y le dijo: ‘Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora’. Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en Él”. ((Juan 2, 1-11).

♦ Comentario al texto
Con la fiesta del Bautismo de Jesús, el domingo pasado, termina el tiempo de Navidad y damos comienzo al Tiempo Ordinario. La liturgia nos regala, este domingo, un bellísimo pasaje del evangelio de Juan. Se celebraba una boda en Caná de Galilea… Juan nos presenta este acontecimiento de grandes resonancias bíblicas. Así aparece en la primera lectura del profeta Isaías: Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó. También el evangelio es una gran invitación de bodas. El Reino de los cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Juan nos propone en este día, el primero de los signos de Jesús, en una boda. Y la madre de Jesús estaba allí. En el centro de la narración está María. Añade el evangelista que Jesús estaba también invitado. Para Juan la figura de la madre es central y desde ella la atención se proyectará a Jesús. El milagro, la manifestación de la gloria de Cristo, pasa a través de su madre. El texto nos invita a contemplar a María.

♦ Oración con el texto

-María cae en la cuenta de la situación: ‘No les queda vino’. La mirada de María es una mirada contemplativa a la realidad que le hace caer en la cuenta de lo que está sucediendo, percibe la carencia de algo que es importante en la fiesta. Lo hace notar, lo pone de relieve y lo confía a su Hijo.

*Pidamos a María que nos haga atentos a lo que falta, que ponga en nosotros la mirada contemplativa, benévola y sincera con que ella ha mirado el convite de las bodas de Caná. Que sepamos captar la situación de todos los que no tienen vino, pan, alegría…
-María se compenetra con la situación de tal modo que recibe de Jesús un reto: Mujer déjame… Palabras llenas de misterio. Y María recibe estas palabras porque se ha compenetrado con la situación como si fuese suya. María siente que falta algo para que la fiesta no decaiga.

*Pidamos a María que nos ayude a descubrir lo que falta para que nuestra vida sea plena, para que la vida de la iglesia responda a lo que el mundo necesita. Para que el mundo pueda ser un lugar más amable y habitable.
-María es intrépida y dice a los servidores: ‘Haced lo que Él os diga’. Ella está segura de su hijo porque es el Hijo de Dios. María es modelo de intrepidez, porque es modelo de contemplación.
*Pedimos a María que nos haga entender la primacía del contemplar sobre el hacer, del existir sobre el obrar, del ser sobre el tener.

En el año de la Misericordia

Cristo es el centro de la historia de la humanidad, y también el centro de la historia de todo hombre y mujer. A él podemos referir las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias que entretejen nuestra vida. (Homilía del Papa) Que la dulzura de la mirada de María nos acompañe en este Año Santo, para que todos podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios.
(Papa Francisco. El rostro de la misericordia, nº 24)