DOMINGO 31 TIEMPO ORDINARIO (5 de noviembre)

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Teresa de Jesús, desde su experiencia, estando en casa de una señora muy principal, nos puede iluminar esta palabra: “Vi que era mujer y tan sujeta a pasiones y flaquezas como yo, y en lo poco que se ha de tener el señorío… Es así que de todo aborrecí el desear ser señora” (V 34, 3-5)

►Escuchar y acoger la Palabra
En aquel tiempo Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente sobre los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente; alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno sólo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno sólo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno sólo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.(Mateo 23, 1-12)

►Iluminar la Palabra
Seguimos en la misma dinámica de los evangelios que hemos leído los domingos anteriores: Jesús propone, una vez más, cómo han de ser sus seguidores, y lo hace en contraste con las actitudes de los que representan la Ley: Haced y cumplid lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen. Frente a la incoherencia de ellos, Jesús, el único Maestro, invita a sus discípulos a la coherencia de vida. Frente a la apariencia, a vivir en verdad. Frente al deseo de prestigio, a comprometerse con el servicio a los hermanos. Y lo más grave aún es que esos falsos maestros son obstáculo para otros. Por eso les dice: Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro… La segunda lectura nos da también una respuesta, Pablo, servidor de la Palabra, entrega su persona gratuitamente como la manera mejor de proclamar el Evangelio de Dios.

►Orar y contemplar la Palabra
– Vuelvo de nuevo a la lectura del evangelio. Yo soy hoy el discípulo, la discípula, que recibe esta Palabra de Jesús.
– Me pregunto cómo es mi actitud creyente… ¿Qué puede decir Jesús de mi modo de vivir mi fe? ¿En que lado estoy situado: en el de los escribas y fariseos o en el de la nueva comunidad nacida de la Palabra?
– ¿Juzgo el modo de vivir de los demás, poniendo sobre sus hombros cargas pesadas…?

►Actuar desde la Palabra
Durante esta semana quiero comprometerme a orar repetidamente esta oración pidiendo que el Maestro haga surgir en su iglesia discípulos y comunidades al estilo de Jesús:

UNO SOLO ES VUESTRO MAESTRO
Señor Jesús, Maestro bueno, concédeme escuchar la Palabra que hoy quieres regalarme. Haz mi corazón semejante al tuyo. Te pido por todos los que tienen autoridad en la Iglesia, que nadie busque el poder, ni el prestigio, ni el honor, ni el privilegio…
Haz de nosotros una comunidad de servicio y apoyo mutuo, de sinceridad, de comprensión y de amor. AMEN