Casi seguro, uno de nuestros primeros rituales cotidianos es “quitar la hoja del taco”.

Un movimiento que sería puramente mecánico, hasta inconsciente o falto de gracia… de no ser porque cada día, se ve renovada esa expectativa de saber el santo de la jornada. Además del pequeño tesoro de conocimiento, que se revela en el anverso de la hoja que descartamos.

Ni más ni menos, esa es la “magia” del taco; pero no de cualquier taco, claro: sino del Taco Calendario del Corazón de Jesús. Ese que, como mejor lo definió alguna vez D. Pedro Miguel Lamet: (…) “está ligado a la infancia de muchas familias católicas de este país. Colgado en una pared de la alcoba, el cuarto de estar o la cocina, nos ha acompañado con sus hojas volanderas en el desgranar de los días con sus pequeños mensajes cotidianos. Era como una pequeña enciclopedia de los pobres, que nos ilustraba sobre mil curiosidades: las propiedades del té, la receta de una tarta, los habitantes de Laponia, un cuento, un poema, un minuto de humor o filosofía y el comentario del evangelio dominical.”

Otro clásico que ha cumplido más de 100 años y sigue siendo tan entrañable y práctico como el primer día, es el Calendario Zaragozano: con su tamaño de bolsillo y particular color terracota o naranja opaco. Por supuesto, sigue llevando en su portada el retrato a lápiz de Mariano Castillo y Ocsiero -el editor original del boletín- conocido en su época como el “Copérnico español”: capaz de plasmar en sus escasas páginas el Juicio Universal meteorológico, calendario con los pronósticos del tiempo, santoral completo y ferias y mercados de España.

En cuanto al nombre de la publicación, es un homenaje al astrónomo español Victoriano Zaragozano y Gracia Zapater, que en el siglo XVI elaboraba sus propios almanaques.

Tampoco puede faltar por estas anticipadas fechas, los calendarios lunares o lunarios: cuyo objetivo es hacer accesible un saber utilizable en agricultura, medicina casera y variadas tareas del hogar.

Les hay de todo tipo. Algunos, estrambóticos hasta la comicidad con sus exotéricas e ingenuas pretensiones. Nosotros preferimos los que nos aportan tradiciones ancestrales y conocimientos sorprendentemente adelantados a su época (!!!). La mayoría, provienen directamente de santos y de una cuidada y extraordinaria sabiduría monástica.

No deja de ser curioso -¡y siempre, un regalo original y al alcance de cualquier bolsillo!- que en plena era digital, contemos con estas maravillas impresas; que se siguen publicando, variando levemente sin perder vigencia ni fidelidad a sus orígenes; que pueden adquirirse en papelerías, quioscos y librerías en la actualidad… y como no podía ser de otra manera: en la Librería de nuestra diócesis, la Librería de Pastoral.

* Fuentes: Mensajero, Grupo de Comunicación Loyola / El alegre cansancio, PML / www.calendariozaragozano.net / Le calendrier lunaire, Michel Gros (Ed. Muscaria)

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