El viernes 21 de Abril, a los pies de Moncayo, en el Seminario Diocesano, Rudesindo Delgado (Rude para sus much@s amig@s) Consiliario de PROSAC (Asociación de Profesionales Sanitarios Cristianos) y Delegado diocesano de Pastoral de la Salud de Tarazona (Zaragoza) junto a su equipo de colaboradores de Prosac y de la Delegación de Pastoral de la Salud, nos recibían con los brazos abiertos en la ciudad que da nombre a la Diócesis, a los 75 participantes en las XX JORNADAS NACIONALES DE PROSAC bajo el título: “MISERICORDIOSOS EN UN MUNDO NECESITADO DE MISERICORDIA”.

Iniciamos las Jornadas con el saludo de Manuel de los Reyes, Presidente de PROSAC que nos indicaba que el lema de las Jornadas se debía a que cómo dijo el Papa Francisco al final del Jubileo de la Misericordia, no era una fecha sin más, sino que la Misericordia es una forma de vivir nuestra fe, y en nuestro mundo, especialmente en el ámbito sanitario, debíamos ser semillas del Reino con esta actitud.

A continuación, Don Francisco Pardo, Obispo de Gerona y nuevo Obispo responsable de la Pastoral de la Salud, en su primer acto institucional, se mostraba contento de poder animar a esta parcela de la Iglesia española, y contó que él había padecido una pancreatitis con 19 años y un cáncer de esófago hacía 4 años. Que el mundo de la Salud y la Enfermedad es una frontera existencial dónde se daba la mayor pobreza, ya que la enfermedad (IN-FIRMITAS sin suelo firme en latín) provocaba la mayor de las pobrezas.

Jesús (Suso) Martínez Carracedo, Sacerdote de la Diócesis de Tuy-Vigo y Director del Departamento de Pastoral de la Salud, indicaba cómo PROSAC forma parte activa del Equipo animador del Departamento y que esperaba que el camino juntos nos enriqueciera a todos.

Posteriormente, Rude y su equipo, efectuaron la Oración inicial. Empezaron por hacer presente “LA CRUZ DE LA VIDA”, una cruz con fotos de gestos de cariño entre enfermos, profesionales sanitarios y voluntarios de pastoral de la Salud que habían confeccionado para el Jubileo de los Enfermos. También escuchamos una oración de la Misericordia que nos puso “el corazón encendido” para comenzar las Jornadas.

Después escuchamos dos aportaciones muy interesantes. Felipe Blanco, formado con los Salesianos, trabajador en una multinacional unos años y Funcionario del Insalud hasta su jubilación y traductor de la Revista Labor Hospitalaria, nos hizo un camino muy “peculiar” con la Parábola del Buen Samaritano, intercalando sabiduría en forma de lenguaje, arte y Teología de la Salud, rindiendo un homenaje a Francisco Álvarez, nos recordó cómo el Amor y la Misericordia de Dios nos acompañan, sanan nuestras heridas y hace que también nosotros podamos acompañar a otros.

Por su parte, Joan Viñas, médico cirujano, profesor universitario y miembro de PROSAC, que está afrontando un cáncer, nos hablaba del mundo sanitario, de los enfermos, de los profesionales sanitarios, de Prosac y de su mismo proceso, y todo ello en primera persona, descubriendo cómo la misericordia les está ayudando fuerzas en este momento.

Tras el descanso, en el que junto al café empezamos a degustar los diferentes productos típicos traídos al encuentro y que nos dejaron un gran sabor de boca tuvimos el trabajo en grupos.

Se trataba de trabajar personalmente y compartir con el grupo cómo vivimos y practicamos la misericordia y la atención a los enfermos y sus familias y en la relación con los compañeros profesionales, con qué dificultades y carencias nos encontramos para ejercitar la misericordia y cómo las afrontamos y qué nos aporta la vivencia de nuestra fe cristiana para practicar la misericordia en nuestra vida personal y profesional.

Fue un momento muy enriquecedor ya qué pudimos descubrir muchos y valiosos testimonio de misericordia en nuestra labor, un saber de las dificultades y afrontarlas y cómo la fe nos empuja y nos da fuerzas para ser sal de la tierra y luz del mundo, intentando sembrar misericordia en el ámbito sanitario.

A continuación celebramos la Eucaristía, presidida por Monseñor Francesc Pardo, en que viviendo la Pascua de la Resurrección de Jesús y la formación de las primeras comunidades cristianas, nos invitaba a ser buenos compañeros de camino de la persona enferma, y nos contó cómo él se vio acompañado por buenos profesionales sanitarios y amigos, que en medio de la confusión de su enfermedad, pusieron esperanza y alegría.

En la cena, al igual que en el resto de las comidas, pudimos degustar ricos productos de la ribera de Aragón, Navarra y La Rioja como verdura variada y la exquisita amabilidad del personal que atiende el seminario de Tarazona.

Terminamos esta intensa primera jornada, con un encuentro festivo llamado técnicamente “Tibilorio”. Acompañados por la guitarra de Itziar, enfermera donostiarra (de San Sebastián) que aprovecha la música para acompañar a las personas enfermas en el Hospital cuando se puede, y que había compuesto una canción para presentar PROSAC a las Delegaciones de Pastoral de la Salud del País Vasco.

Tras una ronda de presentación, recuerdos memorables de otros “Tibilorios” y acompañados de canciones y degustación de vino de Málaga y otras exquisiteces, pasamos un rato agradable.

El día 22 comenzó con el desayuno. Tras el cual vendría otro de los muchos regalos de Rude y su equipo. En un ambiente de silencio y serenidad, junto a la Exposición del Santísimo, Raúl, amigo de Rude y sacerdote diocesano de Tarazona, nos ayudó a desgranar y a profundizar el salmo 103 destacando el inmenso amor que Dios nos tiene y que transforma nuestras vidas.

Seguidamente tuvimos la ponencia: “Vivir y practicar la misericordia, vocación y tarea del profesional sanitario” impartida por José María Rubio, Doctor de Medicina Interna y endocrinología, Profesor universitario, miembro fundador de PROSAC y su presidente del 2004 al 2008.

La columna vertebral de su aportación fueron las palabras COMPASIÓN, CUIDADO Y PROVIDENCIA como elementos indispensables para vivir la misericordia. Comunicó cuáles son a su entender las sombras de nuestro mundo que ocultan la luz de la misericordia (individualismo, la seguridad paralizante, la prisa, materialismo…etc). Nos recordó que somos sanadores heridos y que el Señor acoge nuestras heridas, y nos da fuerzas para seguir a delante.

Repasó cuáles son los descubrimientos que hacemos en cada una de las obras de misericordia y terminó recalcando tres necesidades para poder practicar la misericordia en el ámbito sanitario: ESTAR EN VELA, REVISIÓN DE VIDA Y ORACIÓN.

En ese momento, se incorporó Monseñor Eusebio Hernández, Obispo de Tarazona, que compartió la jornada con nosotros, y con la amabilidad propia de la tierra, se preocupó de que estuviéramos bien atendidos, y se sintió orgulloso de poder celebrar las Jornadas en su Diócesis.

Tras el descanso, aprovechado para hacer la foto de grupo y seguir degustando las delicias culinarias de las diversas regiones de nuestro país, pasamos a escuchar un panel de experiencias de distintos Testigos de la Misericordia.

Francisco Javier Rivas, Médico, experto en Bioética y colaborador del Centro de Humanización de los Camilos, nos presentó los 25 años de la Revista HUMANIZAR a cuyo consejo de Redacción pertenece.

Cristina Masferrer, Religiosa de San José de Gerona, integrante del Equipo animador del Área Socio-sanitaria de CONFER, nos presentó la misericordia de la vida religiosa encarnada en una comunidad de su congregación en Jaén, que colabora en un proyecto de Cáritas para rehabilitar y acompañar a personas que han vivido la exclusión y la vida de la calle.

José Ignacio Badules, Sacerdote diocesano de Pamplona y Enfermero, Delegado de Pastoral de su Diócesis, nos presentó el trabajo del Equipo de Atención Religiosa Católica en el complejo hospitalario de Navarra.

Carmen Hernando, Enfermera y profesora de Ética en la Escuela de Enfermería de San Jorge, perteneciente a una fundación diocesana de Zaragoza, nos transmitió cómo intenta despertar el interés por esta materia y para ello cuenta con la colaboración de Monseñor Redrado y otros colaboradores.

Por último Marcos Castillo, Médico residente de medicina familiar y comunitaria de Málaga, nos mostró dos vídeos sobre cómo vivían la misericordia diversos profesionales sanitarios jóvenes y varios profesionales de la Residencia San Camilio, de Tres Cantos-Madrid. Fue un momento intenso que nos hizo ver todos los brotes de misericordia que encontramos a nuestro alrededor.

Después de una rica comida, nos reunimos nuevamente por grupos para valorar el mensaje de las Jornadas y ver si se añadía alguna aportación más.

Al finalizar ese trabajo nos dirigimos a la Catedral para iniciar la visita turística de la ciudad. Allí nos explicaron cómo la Catedral ha pasado en unos años de estar casi condenada a no ser utilizada a recuperar su esplendor y mostrar sorpresas como las pinturas encontradas al hacer la restauración.

Posteriormente visitamos la Iglesia de San Francisco, la antigua plaza de toros convertida posteriormente en viviendas. Observamos desde el río la Iglesia de la Magdalena y el palacio episcopal que reúnen todas las aportaciones tanto de romanos, como de Mudéjares, aquellos musulmanes que se quedaron a vivir en los territorios reconquistados por los cristianos y cuya influencia está reflejada en la Catedral y en muchos edificios de la bella Tarazona.

Acabamos el recorrido en el Edificio del Ayuntamiento, antiguo mercado, y que tiene una impresionantes fachada donde se recoge el paso triunfal del emperador Carlos V.
Terminamos la visita dónde la habíamos empezado, en la Catedral, pero esta vez con la celebración gozosa y pascual de la Eucaristía del Segundo domingo de Pascua, también conocido como Domingo de la Misericordia.

Acompañados por las hermosas voces del coro de la Catedral, con la animación de la Delegación de Pastoral de la Salud y de PROSAC de Tarazona, con la actitud cercana, alegre y esperanzada del Obispo que nos invitaba a creer lo que no vemos pero que transforma nuestras vidas, al igual que daba gracias por toda la gran labor que se realiza en el ámbito sanitario.

Mención especial a los chicos y chicas del Centro ocupacional de la comarca de Tarazona y el Moncayo que presentaron como Ofrenda, junto a la Cruz de la Vida y el Pan y el Vino, los platos con la fachada del Ayuntamiento que nos llevamos de recuerdo.

Para Rude y su equipo va dedicada la letra de esta canción: “QUÉ GRANDE ES TENER UN CORAZÓN SIN PUERTAS, QUÉ BUENO ES TENER LAS MANOS SIEMPRE ABIERTAS”.
Volvemos a nuestros lugares de Origen, Alegres, Esperanzados y Misericordiosos.

(Iñaki Mardones Aja, Secretario Diocesano de Pastoral de la Salud-Santander)