El obispo de Santander, Mons. Manuel Sánchez Monge estuvo presente en el Jubileo de la Vida Consagrada este lunes 1 de febrero de 2016 en el Aula Pablo VI del Vaticano. También asistió el anterior obispo de nuestra diócesis y ahora arzobispo de Zaragoza, Mons. Vicente Jiménez Zamora, entre otros prelados españoles.
La Audiencia
A vísperas de la fiesta de la Presentación del Señor, y clausura del Año de la Vida Consagrada, el Pontífice hablando desde el corazón expresó su cercanía y esperanza en un nuevo despertar de la Vida Consagrada para el mundo de hoy.
Evitando leer las hojas preparadas habló a los presentes desde el corazón y propuso la obediencia, la profecía, la cercanía y la esperanza como puntos cardinales de la vida consagrada.
Obediencia.
La obediencia de Jesús -explicó a los consagrados y consagradas- es “hacer las cosas que tantas veces no nos gustan”.
La profecía
La profecía es salirse de lo que hace todo el mundo, es decir que “hay algo más allá, más bonito, más bello a lo cual todos estamos llamados”.
La cercanía
La cercanía, es estar cerca de las personas. Lo contrario, es alejarse de la gente detrás de las comodidades. Al mismo tiempo, pidió cercanía para “entender la vida de los cristianos y los no cristianos”.
“Un modo de alejar a los hermanos y las hermanas de la comunidad es precisamente el terrorismo de las habladurías, quien hace chismes es un terrorista, porque bota bombas con las palabras”
“Si tengo la tentación de decir algo contra un hermano y una hermana, de botar una bomba de habladuría… muérdete la lengua, mmm, ¡fuerte!…¡Terrorismo en las comunidades no!”
La esperanza.
¿Qué sería la Iglesia sin las monjas? El Papa reconfirmó la tarea especial que tienen las monjas o religiosas en la Iglesia y les agradeció todo lo que hacen en las escuelas, los hospitales y las misiones, entre otros lugares donde se desempeñan.
