Al mediodía de este viernes, 20 de enero, en pleno día, una furgoneta llamó la atención de los vecinos de Ontón que transitaban la carretera nacional… «Parecía que estuviesen robando en la Iglesia» comentaba una alertada vecina. Sin embargo, al acercarse pudo comprobar que no se trataba de llevar, si no de traer.

La pila bautismal, fragmentada en el pasado por su sistema de drenaje –el hierro de la boca del desagüe había fragmentado toda la base al oxidarse y contribuido a resquebrajar toda la pila–, ha pasado por un proceso de restauración que la ha devuelto a su esplendor primero. Y hoy, ha sido recolocada dentro del templo parroquial, que precisamente lo es por tener tal lugar: el baptisterio.

En este lugar, de gran importancia, calado y significación, litúrgica se conserva el «vientre» que nos «da a la luz» a la vida de fe. Por eso es un lugar testigo de la fe… nos habla de todos los vecinos que en el pueblo recibieron, y siguen hoy recibiendo, las aguas de las que renacemos, que nos unen con Cristo y con su Iglesia…

Por este motivo para rescatar la pila –que había sido sustituida por un cuenco de piedra sostenido en una estructura metálica– el pasado mes de noviembre se encomendaba su reparación al maestro cantero Juan Carlos Rotaeche Zubillaga.

No fue sólo una medida nostálgica, si no que se intervino de urgencia por el riesgo y peligro que se podría correr al acercarse a la misma cualquier niño, sin reparar en su penoso estado: tras liberarla de un tope, que la sostenía desde la pared, se desmoronó al primer golpe del cantero. No hizo falta hacer más… coser y cantar, aunque eso fue lo que vino después.

La pila bautismal, se ha restaurado «cosiendo» la piedra de las tres partes resultantes con unas grapas de acero inoxidable. Se ha intentado disimular las juntas y se ha consolidado el pie, también en muy mal estado.

El resultado ha sido muy bueno y ya está preparada la pila para acoger de nuevo este importante sacramento, puerta del resto de sacramentos.