Durante un acto jurídico presidido por un tribunal eclesiástico celebrado en la mañana de este sábado 28 en la catedral de Santander, se ha dado por cerrada la causa de beatificación de 79 siervos de Dios que murieron en la Diócesis cántabra durante la persecución religiosa en la contienda civil española.

Los 79 expedientes, quedaron públicamente cerrados y lacrados en cajas para que en los próximos días sean llevados a Roma, por un emisario eclesial, a la Sagrada Congregación para la causa de los Santos.

Allí, una vez examinada minuciosamente esta documentación, será el Papa Francisco quien decida finalmente que sean proclamados mártires beatos de la Iglesia.

El acto de hoy, daba por concluido una fase de este proceso: la Diocesana; cuyas primeras investigaciones y circunstancias sobre la muerte de estos siervos de Dios se iniciaron en el año 2.000.

Durante este tiempo, se han recabado testimonios, datos, escritos y las “epopeyas martiriales” obtenidas de personas que conocieron los hechos o estuvieron presentes en el momento de sus muertes, y de aquellos otros que con posterioridad han aportado datos verídicos.

De los 79 siervos de Dios, 67 eran sacerdotes diocesanos, tres religiosos carmelitas, tres seminaristas diocesanos y seis seglares comprometidos con la Iglesia de Santander.

Orar y encomendarse a estos mártires

El obispo de Santander, Mons. Manuel Sánchez Monge, presidió el tribunal compuesto por un total de cuatro miembros encargados de acreditar la entrega de los expedientes de estos siervos de Dios y de su posterior lacrado para ser ahora llevados a Roma.

El acto se inició con el tradicional cántico “Veni Creator” de invocación al Espíritu Santo, mientras que en el cierre los numerosos presentes que llenaban la catedral, entonaron a la Virgen el cántico “Salve Regina”.

Mons. Sánchez pidió a los fieles al finalizar que “no se deje de rezar” para que prospere esta causa de canonización. Igualmente, animó a “encomendarse” a estos mártires siervos de Dios y de extender su fama de santidad para que “esta causa prospere con rapidez”, remachó.

Misión del Tribunal

El tribunal eclesiástico que presidió este acto jurídico, estuvo compuesto por un total de cuatro miembros que presidía el obispo de Santander.

Durante su desarrollo, se nombró al canónigo de la catedral de Santander, Alejandro Benavente Talaverón, como persona responsable de llevar a Roma las cajas lacradas que guardan la documentación recabada de estos 79 siervos de Dios que murieron en la Diócesis cántabra entre el 2 de agosto de 1936 y el 22 de agosto de 1937.

El sacerdote Alejandro Benavente tuvo que jurar públicamente su compromiso de entregar en próximas fechas a la Santísima Congregación para la Causa de los Santos de Roma, estas cajas conservando intacto su sello del lacrado.

Murieron perdonando

Todos estos mártires, según atestiguan las minuciosas investigaciones llevados a cabo durante estos 18 años, murieron víctimas de martirio por no renunciar a su fe.

Ninguno de ellos participaba en política, ni portaban ni lucharon con armas. Además, todos murieron perdonando a sus agresores, e incluso rezando por ellos, y fueron víctimas sólo por motivos religiosos y de fe.

Con esta causa de beatificación martirial, la Iglesia no quiere “reivindicar nada, ni se va contra nadie”, indicó el postulador del Tribunal de esta causa, el padre dominico, Crescencio Palomo Iglesias.

La misión de toda canonización y beatificación -agregó Palomo Iglesias- tiene un fin: “el de buscar ejemplos de fieles que han vivido la santidad y así enseñarnos a nosotros los cristianos, que todos los que somos bautizados estamos llamados a ser santos y a dar la vida por Cristo. Son auténticos ejemplos de vida”.

Familiares de las víctimas

Durante el acto desarrollado en la Catedral de Santander, se hallaron familiares de las víctimas. Este fue el caso de Miguel Ángel Arizcum, hermano del mártir seglar, Manuel Arizcum Moreno.

Junto a él vinieron de Pamplona su mujer, María Asunción Burrum, así como numerosos nietos del mártir. Entre ellos figuró, Rosario Garralda Arizcum, que al término del acto manifestó que durante la celebración la familia “hemos vivido una emoción muy intensa, porque nuestro familiar mártir ha sido un referente de vida para todos nosotros, y puedo asegurar que seguimos sintiendo su protección desde el cielo, y lo intentamos inculcar a nuestros hijos”.

El gesto de perdonar a su agresor cuando fue martirizado Manuel Arizcum, “a nosotros nos han transmitido un gran amor, y nada de odio, ese es el ejemplo que hemos recibido de nuestro mártir familiar. Nosotros sólo queremos “dar a los demás un testimonio de esperanza y de ejemplo y de fuerza de vida”, concluyó.

GABINETE DE PRENSA
Santander, 28 julio 2018