Los nuevos modelos éticos sociales y políticos resquebrajados “inciden en una crisis antropológica, con el primado de las emociones y lo gratificante, por la acumulación lineal de cosas más que por la profundización de los significados (…), que conduce a apagar los grandes deseos y elude los proyectos de mayor aliento, creando un estado de frustración y desconfianza ante el futuro, generando un vacío, con emblemas simbólicos como los ‘selfie’, los auriculares, la exterioridad corpórea”, ha dicho el cardenal Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura.