Santander. 03/11/2022

Se celebró esta mañana en el Obispado de Santander la rueda de prensa con la que se presenta en nuestra Diócesis la revista «Nuestra Iglesia». Una rendición de cuentas, pero mucho más que eso. Desde hace unos años se viene sufriendo los efectos de la pandemia que nos asoló hace solo dos años. Parece que la normalidad se va restableciendo, pero a nuestra Iglesia Diocesana, además de brotarle del corazón un poema bello, como dice el salmista, también le brota un inmenso ¡GRACIAS! De esos que se dice con convicción y a boca llena, porque el apoyo y la corresponsabilidad de tantos fieles ha hecho sentir, a quienes ostentan cargos de responsabilidad en la economía y en los distintos organismos diocesanos, el respaldo y la ayuda eficaz de quienes haciendo sacrificios han sabido también destinar sus limosnas para el sostenimiento de la Iglesia, su Diócesis y parroquia… y para todas las actividades pastorales y de asistencia que desde las mismas se vienen llevando a cabo.

Nuestro Obispo manifestó que este día nos ayuda a descubrir la cercanía de la Iglesia universal en nuestra diócesis y parroquia. Al igual que la familia de carne y de sangre nos ha enseñado tantas cosas, se nos ha transmitido una manera de vivir la fe. Estos dos ámbitos que hemos podido ver en la familia: el ámbito de la práctica religiosa y en la mirada a los pobres. Dos facetas que D. Manuel rescató de su vivencia de infancia, rememorando el ejemplo de su madre y su padre, respectivamente. En este momento, apuntó D. Manuel, que se ven muchas dificultades que hemos heredado de la pandemia, alertó de los jóvenes que sienten una desazón profunda y mantienen conatos con el suicidio, motivo de preocupación de nuestro Obispo y por el que cree que se deberán poner medios y recursos para encauzar acciones que puedan acompañar esas situaciones vitales de límite.

Valorar la Iglesia Diocesana no es solo valorar el patrimonio artístico, sino el «patrimonio de la santidad», recordó nuestro Obispo. «En nuestra Diócesis hay numerosos mártires que están esperando la beatificación y cuyos procesos están muy avanzados». Además, «tenemos un tesoro grande en la manera de vivir la fe. No todos la vivimos de la misma manera, pero podemos enriquecernos». Invitó a valorar la Diócesis desde sus instancias y miembros… un cuerpo formado: voluntarios, catequistas, sacerdotes, equipos de liturgia… que dan un servicio «mucho mayor que el tener recursos económicos sobrados». Su labor es indispensable para el desarrollo de nuestra Diócesis. El Obispo terminaba haciendo un alegato por la oración, «de los unos por los otros», para que esta misión sea sostenida por el Señor.

El ecónomo diocesano, D. José María Díaz y Pérez de la Lastra, refirió a los datos que desde la Diócesis se han presentado hoy y se presentarán el próximo Domingo en las parroquias a través de unas separatas que nos hablan de la actividad pastoral, que requiere los recursos que aportan los fieles y hacen posible esta misión. «Hay labores que no pueden ser pagadas» como, por ejemplo, la oración de tantos religiosos desde sus claustros, una «oración continua». También desde los centros educativos, la educación de calidad y evangelizadora. Los misioneros… los lugares de culto que son patrimonio de interés cultural y la actividad caritativa y social, que quizá son los aspectos más conocidos.

Nuestro ecónomo refirió a cómo el 66% de los ingresos de la Diócesis provienen de las aportaciones de los fieles a través de las colectas, los donativos y la asignación tributaria. «Un 50% de los gastos van a la conservación del patrimonio -todo lo que requiere el mantener abiertas las 615 parroquias-, y del otro 50% se desglosarían en un 20% para las actividades caritativas, otro 20% en la retribución del clero y un 10% a la de los trabajadores de la curia y de los diferentes organismos diocesanos».

Los datos hablan por si solos y nos invitan a labrar con profundidad este sentimiento de que entre todos podemos hacer grandes cosas posibles, y que así es como se construye la comunidad… sintiendo que formamos parte y que nuestra ausencia o falta de compromiso es significativo. Por utilizar una célebre frase de Santa Teresa de Calcuta: A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota. Gracias por tantas gotas que hacen un torrente de gracia.