La celebración de la Pascua comenzó con la solemne Vigilia Pascual, en la que se realizó la iniciación cristiana de varios adultos que se han estado preparando para recibir el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía en esta Pascua.

Hoy nuestro Obispo, D. Arturo ha presidido la Misa estacional en la Pascua de Resurrección, en la que ha impartido la Bendición Apostólica.

Como en el Domingo de Ramos, D. Arturo tuvo unas palabras y dialogo con los niños que en modo numeroso asistieron junto a sus familias y las cofradías de las que forman parte. D. Arturo reconocía en su homilía que el misterio que celebramos es muy grande y explicarlo se hace dificil para todos, sin embargo, continuó descubriendo una semejanza con el modo de hacer las cosas Dios: «Fue todo muy sencillo. Es verdad que a nosotros nos desborda… se nos escapa de nuestras limitaciones, comprender este misterio de la muerte a la vida. No sabemos comprenderlo –son las cosas de Dios–, pero Jesús está vivo […] Jesús es el que sigue haciendo las cosas muy sencillas.»

Y, ante este misterio central de la fe, la propuesta de D. Arturo: «¿Qué tengo que hacer? Creer. Creer es dar ese paso hacia delante… creer es riesgo, es incluso jugársela. Creer porque,  cuando creemos, nuestro corazón se abre de par en par y nuestros ojos hacen posible que podamos contemplar la presencia de Jesús vivo en medio de nosotros.»

Algo que debe impregnar la vida, por ello también D. Arturo terminaba su homilía recordándonos: «Creemos en Cristo vivo y para siempre. Es nuestro gozo, es lo que transforma nuestra vida y, sobre todo, es nuestro compromiso. Como cristianos, como creyentes, al celebrar nuestra fe hoy, al proclamar la resurrección de Jesús, estamos llamados a sembrar semillas de Resurrección: con nuestra palabra, con nuestra vida, con nuestros gestos. […] Nosotros estamos llamados a prolongar, con nuestras vidas y con nuestro testimonio, la pesencia viva de Cristo en el mundo. ¡Hagámoslo! Que se note en nuestras vidas que vivimos el gozo de la resurrección y que seamos sembradores de bien, sembradores de vida, sembradores de esperanza, sembradores de Resurrección.»