El miércoles 8 de mayo el Valle de Mena se vestía de fiesta para celebrar las fiestas en honor de su patrona, la Stma. Virgen de Cantonad. Esta advocación mariana, una de las más antiguas de la provincia de Burgos, está muy arraigada en el corazón del pueblo menés.

Fiesta que comienza a vislumbrarse en la tarde del 30 de abril cuando las campanas del Santuario convocan a los fieles para el primer día de la Novena. Son muchos los que, tanto en este día de fiesta como durante la novena, se han acercado hasta el Santuario. Muchos para rezar y pedir, otros para agradecer, otros para recordar a los que no están y cumplir con la tradición.

Como es tradición, cada día de la novena acude un grupo de pueblos, de modo y manera que todos los pueblos puedan visitar a su Madre. Antiguamente, cada día pueblo visitaba el Santuario con su párroco, siendo éste quien celebrara la Misa. Hoy la realidad es otra: dos curas para todo el Valle. Por ese motivo, los sacerdotes invitaron a distintos compañeros de la diócesis y de las diócesis con las que limita el Valle de Mena (Burgos y Bilbao) para que fueran ellos los encargados de celebrar la Eucaristía y predicar.

Por otra parte, este año, durante la novena, tuvo lugar un acontecimiento de gracia: la imagen de la Virgen de Cantonad bajaba por primera vez, en unos 70 años, a recorrer su Valle y a visitar a sus hijos más mayores: los abuelos de las residencias de San Vicente (Sopeñano de Mena), Puerta de Mena (Maltrana de Mena) y Ntra. Sra. de Cantonad (Villasana de Mena). La cara de alegría e ilusión de los ancianos, sus familias y cuidadores lo dijo todo: dónde está la madre, hay alegría y se enternece el corazón.

El 8 de mayo, propiamente el día de la fiesta, se celebraron varias Misas, todas ellas con gran afluencia de gente, siendo las más señaladas la Misa mayor, presidida por nuestro Obispo, y la Misa de 19h. Don Arturo, quien fue recibido por el párroco y el vicario parroquial, nos invitó en su homilía a preguntarnos “qué es lo que pasa por el corazón y el pensamiento cuando miramos” la imagen de la Virgen de Cantonad, “cuando pensamos en ella, cuando le confiamos nuestras vidas”; a vivir con agradecimiento siempre y a descubrir a María Stma. “como nuestra madre, porque lo es”.