Está fue una de las preguntas más directas que nos hizo nuestro Obispo, D. Arturo, en la noche de Navidad.

En su homilía nos invitó a descubrir el grito interior del corazón: ”Te esperábamos, Señor», que rápidamente transformaba en pregunta: «¿Le esperábais?». Una pregunta primera que puso en marcha un batallón de preguntas, todas ellas surgidas porque nos desconcierta «tanta pobreza y humildad».

El modo de Dios, ese «como Dios ha querido», que, como decía D. Arturo, nos desbarata porque a lo mejor no esperábamos ver una señal así: «todo impregnado de humildad y pobreza». Dos actitudes que se deben replicar en nosotros al acercarnos al Niño, para que sea la señal «más clara, más hermosa, más luminosa, más viva, más profunda, más bella».

Al final de su homilía nos invitaba D. Arturo a llevar la Navidad, ese misterio, a la vida: «demos Vida a la vida». Dejando que impregne los propósitos de nuestra vida y nos haga plasmar en gestos concretos: «una caricia, un gesto de ternura, una sonrisa».

Durante la celebración los jóvenes de Hakuna cantaron algunas de sus canciones en un templo abarrotado de fieles. La tradicional Misa del «Gallo» de la Unidad Pastoral del Centro, que se va haciendo cada año más viva con la asistencia de familias enteras tras las cenas de Nochebuena en el hogar.

Precisamente a todos quiso pedir D. Arturo que trasladasen su felicitación a los ancianos, a los enfermos, a todos los que viven con nosotros la Navidad.

Así que también nosotros, desde esta web diocesana, nos hacemos eco: ¡Feliz Navidad!