En muchos hogares se va haciendo fuerte la presencia de animales domésticos, mascotas que no solo contentan y entretienen a los más pequeños. Muchas veces tienen un efecto terapéutico para sus propietarios más entrados en años, frente a la soledad y la falta de cariño de familiares, que parecen no disponer de tiempo para ellos.

En muchas parroquias, por este motivo, se ha dado rienda al deseo de los fieles de bendecir los animales con los que comparten parte de sus vidas, que les hacen forzarse a salir de sus depresiones y olvidar los malos momentos de la jornada.

Cierto es que en algunas se hace coincidir con S. Roque por no ser enero tan metereológicamente tan estable como agosto. Esto no ha hecho que en varias parroquias se hayan acercado, como decimos, fieles con este propósito: que Dios diga como recoge el relato de la creación del Génesis: «Y vio Dios que era bueno».